La función del aparato respiratorio es realizar el intercambio de gases: la sangre cede el dióxido de carbono (CO2) que ha recogido de las células del cuerpo y toma oxígeno (O2) procedente del aire.
El oxígeno se considera un nutriente para el hombre, puesto que sin él, se paraliza la actividad celular. Es utilizado por las células para quemar los azúcares, y de esta manera obtener la energía necesaria para el funcionamiento celular.
El aparato respiratorio está constituido por las vías respiratorias y los pulmones.
El pulmón derecho está formado por tres lóbulos, mientras que el izquierdo solo tiene dos, debido a la situación del corazón
En el interior de los pulmones los bronquios se ramifican en conductos cada vez de menor calibre denominados bronquiolos, que terminan en los alvéolos pulmonares, lugar donde ocurre el intercambio gaseoso.
El alveolo pulmonar está rodeado de capilares sanguíneos venosos y arteriales, por los cuales llegan los eritrocitos cargados de CO2, y parten saturados de O2.
La respiración
La respiración consta de dos movimientos en os que intervienen diversos músculos: el diafragma, los músculos intercostales y los rectos abdominales, que se contraen o relajan, aumentando o disminuyendo la capacidad de la caja torácica. Estos movimientos son los siguientes: