La digestión es el proceso mediante el cual los alimentos ingeridos se transforman en nutrientes. Hay dos tipos de digestión:
La digestión comienza cuando el alimento llega a la boca, donde es triturado por la acción de la lengua y de los dientes (digestión mecánica), y mezclado con la saliva, que libera las glándulas salivales a la cavidad bucal. Como resultado, obtenemos el bolo alimenticio.
Aquí comienza la digestión química, ya que la saliva contiene una enzima (amilasas) encargada de digerir los hidratos de carbono.
El bolo alimenticio, ayudado por la lengua, es deglutido, pasa a la faringe y desde aquí al esófago. El esófago posee unas paredes musculosas, que mueven el bolo alimenticio hasta el estómago. Esto se realiza mediante ondas de contratación y relajación muscular (movimientos peristálticos).
El alimento llega al estómago a través de una válvula llamada cardias, que impide su retroceso. Ocurren los procesos que se describen a continuación, dando lugar al quimo.
En el primer tramo del intestino delgado (duodeno) el quimo sufre la acción de tres sistemas diferentes que van a completar la digestión química del alimento. Se forma un líquido lechoso denominado quilo.
El quilo está compuesto por moléculas simples que pueden ser absorbidas por el intestino y sustancias de desecho no digeridas que van a conformar las heces que se expulsan al exterior.
Los productos de la digestión son los siguientes:
Proteínas ------------->aminoácidos.
Hidratos de carbono ------------> monosacáridos o disacáridos.
Grasas ---------------> ácidos grasos libres.
Epiglotis
En la faringe existe una estructura denominada epiglotis que se cierra al paso del alimento, impidiendo que se obstruyan las vías respiratorias. Por ello, es imposible tragar al mismo tiempo que respirar